El agua subterránea constituye no sólo, la principal fuente de abastecimiento de la mayor parte de las localidades de nuestro País, sino también de la mayoría de los emprendimientos agrícolas y ganaderos.
Ahora bien, salvo escasas excepciones, vinculadas a acuíferos muy potentes, el mantenimiento -en el tiempo- de la calidad y cantidad de agua subterránea, dependerá de los estudios desarrollados sobre el acuífero a captar.
Estos estudios deben ser realizados en sucesivas etapas, con la finalidad de evitar inversiones innecesarias.
Primera Etapa:
Debe tender a definir el área cubierta por el acuífero. Para determinar esto, se efectúan relevamientos de campo, con la finalidad de obtener información química
[ Fig. 1 ] e hidráulica [ Fig. 2 ] Paralelamente a ello, en gabinete, se trabaja con información pluviométrica [ Fig. 3 ] tendiendo a establecer la recarga del acuífero.
Siguiente etapa del trabajo de campo:
Se inicia una vez establecida el área que ocupa el acuífero. La misma, debe tender a definir la evolución del espesor del acuífero en el área de interés. Para esto se efectúa una prospección geofísica, a través de la ejecución de sondeos eléctricos verticales y perfiles geoeléctricos [ Fig. 4 ] y [ Fig. 5 ]
Tercera y última etapa del estudio:
Está dada por la realización de un ensayo de bombeo, con el objetivo de determinar el comportamiento químico del acuífero ante la extracción proyectada y sus parámetros hidráulicos.
Para realizar las distintas etapas de trabajo y, así responder a los objetivos del estudio, se dispone de un equipamiento de alta tecnología que incluye equipos GPS; instrumental para efectuar determinaciones químicas in situ; equipamiento para prospección geofísica y programas específicos para el tratamiento de la información química, hidráulica y geofísica.
En la sección Estudios y Proyectos, se citan y enumeran los lugares en donde se han desarrollado trabajos en esta temática.